Algunos son citados habitualmente como causa
de divorcio
Doce errores que, convertidos en hábitos,
pueden dar al traste con el matrimonio más sólido
Los hijos son la razón fundamental para
evitar riesgos en el matrimonio, pero no la única. Y uno de los riesgos es,
paradójicamente, centrarse solo en ellos.
C.L. / ReL
20 enero 2018
Incluso cuando el matrimonio está a punto de
romperse hay una última oportunidad: es el momento de acudir a El desafío del
amor, un reto de 40 días antes de cruzar el punto de no retorno.
Pero antes de llegar a ese extremo, cuando
todavía no se avistan nubarrones en el horizonte, es bueno conocer qué podría
contribuir a formarlos. Dave Wills, asesor matrimonial, propone en su blog en
Patheos doce hábitos potencialmente destructivos sobre los que establecer
vigilancia y, en su caso, corregir. Son éstos:
1. Criticar continuamente
Cuando
se enciende una luz de aviso en el panel de tu coche, significa que algo no va
bien bajo el capó y requiere atención inmediata. Una de las mayores "luces
de aviso" en un matrimonio es el tono de constante criticismo. Cuando el
marido y la mujer empiezan a ser los mayores críticos uno del otro en vez de
ser sus mayores motivadores, y cuando empiezan a centrarse solo en lo negativo
y no en lo positivo, se crea una espiral descendiente que con frecuencia
conduce al divorcio.
2. Dividirlo todo entre "lo de
él" y "lo de ella"
Cuando
marido y mujer tienen cuentas bancarias distintas, aficiones distintas, amigos
distintos y sueños distintos, corren el riesgo de crear vidas completamente
distintas. El matrimonio va de combinar; el divorcio va de dividir. Cuanto más
podáis compartir, más fuerte será vuestro matrimonio.
3. Poner el matrimonio "en espera"
mientras se cría a los hijos
He
visto derrumbarse demasiados matrimonios porque dos personas bienintencionadas
se centraron demasiado en sus hijos y olvidaron seguir invirtiendo en el
matrimonio. Algunas parejas reducen su relación a una sociedad de coeducación,
y al final, cuando los niños han crecido, descubren que crearon un nido vacío y
un matrimonio vacío. Dale a tus hijos el regalo de ver a sus padres en un
matrimonio que se ama y que crece. Modela el tipo de matrimonio que hará que
tus hijos deseen casarse algún día.
4. Darse mutuamente las "sobras"
Algunas
parejas tienen lo que yo llamo "matrimonio de compañía de televisión por
cable". ¿Te has dado cuenta de que la compañías de televisión por cable te
dan su mejor producto y servicio al principio de la relación, pero que, cuando
termina el "periodo inicial", te dan lo menos posible que te mantenga
contratado? Algunas parejas casadas se daban uno al otro lo mejor al principio
de la relación, pero con el paso del tiempo comienzan a darse uno al otro las
sobras. Esforzaos por seguir dándoos lo mejor uno al otro. Profundizar en
vuestro amor, vuestro respeto y vuestra amistad en todas las etapas del
matrimonio.
5. Guardar rencores y "llevar la
cuenta"
Si
llevas casado más de quince minutos, lo más probable es que tu esposo o esposa
haya hecho algo que te moleste y tú hayas hecho algo que le moleste a él o
ella. Cuando nuestras palabras o actos hacen daños, es imprescindible admitir el
error rápidamente y pedir perdón. Cuando tú cónyuge que ha hecho daño, es
imprescindible que ofrezcas rápidamente la posibilidad de reconciliación, para
reconstruir la confianza y para que la amargura no encuentre lugar para echar
raíces en tu corazón. No utilices heridas antiguas como munición en las
discusiones. Deja que el perdón circule libremente por tu matrimonio. Ningún
matrimonio puede sobrevivir sin él.
6. Confiar en tus "sentimientos"
más que en tus compromisos
Habrá
días en los que no te "sentirás" a gusto estando casado/a, pero los
sentimientos son volubles y nunca deben ser nuestros consejeros principales en
las decisiones importantes. A menudo los "sentimientos" conducen a la
gente al adulterio. Las parejas que mejor funcionan han descubierto que el amor
es un compromiso, no solo un sentimiento. Su compromiso mutuo persiste
independientemente de lo que sientan. La fortaleza de ese compromiso les
permite tener una intimidad más profunda, una conexión más fuerte y un
matrimonio más feliz.
7. Tomar decisiones sin consultar a tu esposo
o esposa
Nuestro
orgullo puede convencernos muchas veces de que no tenemos que preguntar nada a
nadie y debemos ser capaces de tomar decisiones sin consultar a nadie. ¡El
orgullo ha sido la perdición de tantos matrimonios...! Las parejas más sanas
han aprendido que toda decisión que toman individualmente repercutirá de alguna
manera sobre el otro, así que se consultan uno a otro respetuosa y amablemente
toda decisión.
8. Intentar cambiar al otro
Cuando
"intentas" cambiar a tu cónyuge, ambos acabáis frustrados. Como
probablemente ya sabes, no puedes cambiar al otro, solo podéis amaros
mutuamente. La única parte del matrimonio que puedes cambiar es la que ves
cuando te miras al espejo. Estate dispuesto a cambiar tus respuestas al
comportamiento de tu esposo/a. Buscad formas de amaros y serviros uno a otro
cuando tenéis perspectivas o preferencias distintas. Probablemente ambos
terminaréis "cambiando" a mejor durante el proceso.
9. Planificar una estrategia de salida
Las
parejas más sanas han eliminado la "palabra con D" (divorcio) de su
vocabulario. Cuando amenazamos con el divorcio o comenzamos calladamente a
fantasear con la idea de vivir con alguien nuevo, estamos destruyendo el
fundamento del matrimonio. Las parejas que funcionan bien no son las que nunca
tienen una razón para divorciarse; son, simplemente, aquellas cuyo compromiso
mutuo siempre es mayor que sus diferencias y fallos.
10. Ocultar el hecho de que estás casado
Si
estás ocultando deliberadamente tu estatus como persona casada o estás
transmitiendo "disponibilidad" flirteando, quitándote el anillo o
actuando como soltero con tus amigos solteros o en los bares, entonces estás
traspasando los límites. Esos engaños sutiles son en sí mismos formas de infidelidad,
aunque nunca desemboquen en un encuentro sexual.
11. Ver pornografía o leer novelas o cómics
eróticos como si fuese "entretenimiento inocuo"
Cuando
tienes fantasías sexuales en las que no está tu cónyuge, es un acto de
infidelidad mental. Toda intimidad auténtica y toda infidelidad comienza en la
mente; no en la cama. Si tus ojos y tus pensamientos vagabundean lejos de tu
espossa, entonces tu corazón irá detrás. Hace dos mis años, Jesús enseñó:
"Quien mira a una mujer con lujuria ya cometió adulterio en su
corazón". No seas solo físicamente monógamo. Esfuérzate por ser
mentalmente monógamo.
12. Ser egoístas
Todos
somos egoístas por naturaleza, pero el matrimonio solo puede funcionar cuando
dejamos de lado nuestro egoísmo y ponemos las necesidades de nuestro esposo o
esposa por encima de nuestras propias necesidades. Cuando ambos cónyuges están
dispuestos a amarse generosamente y a servir así uno al otro, el matrimonio
prosperará. La parte difícil es que tú debes querer ir por delante y ser
egenoroso incluso en aquellos momentos en los que él/ella no está
correspondiendo de la misma manera. Tus actos podrían dar la vuelta a las
cosas. Elige ser un termostato, no un termómetro. Un termómetro siempre se
ajusta a la temperatura de la habitación, pero un termostato cambia la temperatura de la habitación. Sé tú el
factor de cambio. ¡Tienes más influencia de la que crees!
Opus Dei, Vigo